Me intriga porqué algunas mujeres prefieren que, al hablar de su profesión, se las nombre en masculino. Porqué prefieren escuchar «médico», «abogado», «ingeniero» o «informático», en lugar de «médica», «abogada», «ingeniera» o «informática».
Permitidme que escriba según van las ideas «rondando en mi cabeza».
Hay mujeres que prefieren que se les nombre en masculino cuando se trata de su labor profesional, son casos del ámbito del derecho, la medicina, la ingeniería… se trata de profesiones «tradicionalmente masculinas» (aunque en la actualidad, afortunadamente, las mujeres nos hayamos incorporado a ese ámbito laboral). No recuerdo haber oído nunca a una trabajadora social, maestra, pedagoga, filóloga… nombrarse en masculino.

Creo que aquí se entrelazan cuestiones relacionadas con el prestigio. Más prestigio profesional de unos campos sobre otros y más prestigio de lo masculino sobre lo femenino.
Puedo entender que haya mujeres que no estén de acuerdo con un uso inclusivo del lenguaje, que realmente se sientan identificadas e incluidas bajo el «masculino como génerico» en las ocasiones en las que se dirigen a grupos en los que hay mujeres y hombres. Comprendo que ser consciente de que ello invisibiliza a la mujer, que la oculta tras las formas masculinas, que no la representa ni la incluye… supone cierta sensibilidad, preocupación y análisis de la realidad. Implica cuestionar lo establecido, no conformarse, reivindicar el papel de la mujer en la sociedad actual, en definitiva, luchar por la igualdad.
Lo que, en ningún caso, puedo entender es porqué, al referirse específicamente a una mujer prefieren la forma masculina. No puedo comprenderlo más allá de una cuestión de prestigio. Si se trata de una o varias MUJERES, lo suyo es nombrarlas en el género que corresponde: el FEMENINO. Lo contrario es discordancia y por tanto, un error gramatical, cuando menos.
Jamás se nos ocurriría decir «Marta es bajo», «Andrea es rubio», «Mónica es listo», «Lucía es buen compañero»… ¿Por qué, entonces, íbamos a decir algo distinto a «Marta es jueza», «Andrea es ingeniera», «Mónica es médica» o «Lucía es informática»?
Pongamos un ejemplo:
Acabo de abrir el RAE y buscar la palabra técnico:
3. m. y f. Persona que posee los conocimientos especiales de una ciencia o arte.
es decir, la Real Academia Española acepta técnico como masculino y femenino por lo tanto creo que es correcto (y la RAE también) decir «la técnico de… lo que sea»
Partiendo de que es CORRECTO HACERLO
se me escapó un intro sin querer sigo con la reflexión… partiendo de que ES CORRECTO HACERLO…
cada una podrá decidir si utilizar una palabra u otra para definir su profesión, no?
¿Alguna vez preguntaste a estas mujeres que usan su profesión como se viene haciendo desde hace mucho tiempo por qué lo hacen?
Ambas formas en este caso «la técnico» y «la técnica» / «la ingeniero» y «la ingeniera»… suma y sigue… son correctas, luego cada uno/a puede usarlas como quiera, no?
Saludinos
Opiniones al margen sobre la RAE, te diré que la entrada en la que se afirma «3. m. y f. Persona que posee los conocimientos especiales de una ciencia o arte.» es la que aparece bajo técnico,ca, con lo cual, entiendo que lo CORRECTO, como tú dices, es atribuir el género correspondiente al sexo en cada caso.
¿Puedes decir que tú, Fran (masculino) eres «rubia» o «ingeniera» o «técnica»? Creo que eso es incorrecto ¿no? Pues entiendo que decir que ELLA es «técnico» o «rubio» o «ingeniero», también lo es.
Gracias por tu aportación, Fran.
sí y pilota, y testiga, y miembra… (no me riñais, es que yo soy un persono un poco idioto)
Hola Piter: en primer lugar pedirte disculpas por la tardanza en publicar y responder a tu comentario.
En segundo decirte que si, al menos te refieres a una mujer piloto digas «la piloto» y no «el piloto», por ponerte un ejemplo de lo que has comentado.
En cualquier caso, gracias por leerme y tomarte un tiempo en contestar. Aunque no estemos de acuerdo, al menos has reflexionado y te has molestado en buscar sustantivos que no poseen (en la RAE) su equivalente en femenino.
Creo que sí, que es una muestra más de la visibilidad o invisibilidad de las mujeres, especialmente en determinadas profesiones.