Cómo se rompió el despertador (Recuerdos de maltrato 1)

Ella tenía alrededor de 8 años, cursaba tercero de E.G.B., cree estar segura de eso. Aunque, pensándolo bien, le surgen dudas: su hermano, al que lleva poco más de 8 años, no aparece en este recuerdo y sí en todos los demás. Así que es probable que sólo tuviera 7.

Era una niña normal, en una familia normal, al menos así se sentía ella. Tenía amigas y amigos, jugaba a la peonza y a las chapas, a saltar a la goma o a la cuerda, a veces incluso a las muñecas (aunque prefería el Scalextric), iba al colegio, estudiaba, hacía actividades extraescolares y pasaba mucho tiempo con su madre. Le gustaba estar con ella, excepto algunos domingos. De vez en cuando, su madre, le decía «Vamos a jugar, vamos a peinar a las muñecas». No era precisamente, su juego favorito. Pero entendía que su madre sí disfrutaba con ello, así que se pasaban el domingo poniéndole los rulos a la Nancy o pintándole las uñas a la Lesly (porque nunca tuvo una Barbie)… Pasaba un rato con su madre y eso sí era agradable.

Cuando aquél día se fue a dormir lo hizo como siempre, sin problemas, al día siguiente había que ir a clase y ya era la hora, así que se acostó y se durmió. Hasta aquí todo normal. Algunas horas más tarde oyó ruidos, la voz de su padre… No recuerda exactamente qué pensó, probablemente algo así «Ya está papá gritando, seguro que ha bebido una copa de más». Su padre, que por aquél entonces tenía 34 años, solía beber alcohol y muchas veces más de la cuenta. Recuerda verle tambalearse por el pasillo camino del baño en demasiadas ocasiones. Sigue leyendo Cómo se rompió el despertador (Recuerdos de maltrato 1)

Manipulación en la información sobre la campaña «El placer está en tus manos»

Esta semana se ha «desatado» cierta polémica con la campaña de educación sexo-afectiva «El placer está en tus manos» que han puesto en marcha el Consejo de la Juventud de Extremadura  (CMEx) y el Instituto de la Mujer de Extremadura (IMEx). Tal vez porque sólo se han quedado en el título y no se han preocupado del resto.

Imagen de la Campaña "El Placer está en tus manos"

Como en otras ocasiones los medios de comunicación y los partidos políticos (generalmente a través de los medios) nos presentan una parte de algo y ponen el grito en el cielo. Tengo la sensación de que con la campaña «El placer está en tus manos» se han quedado sólo en el título, ni siquiera en la metáfora que supone «que algo está en tus manos», es decir, que es tu opción y también tu responsabilidad.

Es mucho más fácil afirmar que «se han gastado 14.000€ en una campaña que enseña a adolescentes a masturbarse» y no querer enterarse de que es una campaña sexo-afectiva en la que se abordan  conceptos, actitudes, mitos, creencias sobre la sexualidad de forma clara y comprensible para el colectivo al que se dirigen, las y los adolescentes. Gentes que prefieren olvidarse de que la juventud tiene derecho a estar informada, también sobre sexualidad. Quizás preferirían que no tuvieran sexo, o tal vez no verse en la obligación de hablar de ello con sus hijas e hijos, tal vez no puedan afrontar con naturalidad algo que sí lo es: la parte afectiva y sexual de nuestra vida.

En cualquier caso ¡ese es su problema! Deberían «hacérselo mirar» y no «disfrazar» la noticia, no «engañarnos», no «manipularnos»…

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¿Realmente importa nombrar las profesiones en femenino?

Me intriga porqué algunas mujeres prefieren que, al hablar de su profesión, se las nombre en masculino. Porqué prefieren escuchar «médico», «abogado», «ingeniero» o «informático», en lugar de «médica», «abogada», «ingeniera» o «informática».

Permitidme que escriba según van las ideas «rondando en mi cabeza».

Hay mujeres que prefieren que se les nombre en masculino cuando se trata de su labor profesional, son casos del ámbito del derecho, la medicina, la ingeniería… se trata de profesiones «tradicionalmente masculinas» (aunque en la actualidad, afortunadamente, las mujeres nos hayamos incorporado a ese ámbito laboral). No recuerdo haber oído nunca a una trabajadora social, maestra, pedagoga, filóloga… nombrarse en masculino.

Imagen de Mujer Maravilla y Superman
¿Heroína o héroe? Fuente: Iconshock.com

Creo que aquí se entrelazan cuestiones relacionadas con el prestigio. Más prestigio profesional de unos campos sobre otros y más prestigio de lo masculino sobre lo femenino.

Puedo entender que haya mujeres que no estén de acuerdo con un uso inclusivo del lenguaje, que realmente se sientan identificadas e incluidas bajo el «masculino como génerico» en las ocasiones en las que se dirigen a grupos en los que hay mujeres y hombres. Comprendo que ser consciente de que ello invisibiliza a la mujer, que la oculta tras las formas masculinas, que no la representa ni la incluye… supone cierta sensibilidad, preocupación y análisis de la realidad. Implica cuestionar lo establecido, no conformarse, reivindicar el papel de la mujer en la sociedad actual, en definitiva, luchar por la igualdad.

Lo que, en ningún caso, puedo entender es porqué, al referirse específicamente a una mujer prefieren la forma masculina. No puedo comprenderlo más allá de una cuestión de prestigio. Si se trata de una o varias MUJERES, lo suyo es nombrarlas en el género que corresponde: el FEMENINO. Lo contrario es discordancia y por tanto, un error gramatical, cuando menos.

Jamás se nos ocurriría decir «Marta es bajo», «Andrea es rubio», «Mónica es listo», «Lucía es buen compañero»… ¿Por qué, entonces, íbamos a decir algo distinto a «Marta es jueza», «Andrea es ingeniera», «Mónica es médica» o «Lucía es informática»?

Ágora: Visibilidad histórica de la mujer

Ágora, la película de Amenábar nos muestra una parte de la historia de la filosofía (de la ciencia y la historia, en general) que se nos ha ocultado. Y, evidentemente, no me refiero a la destrucción de la biblioteca de Alejandría ni a la conquista cristiana, sino al papel jugado por una mujer.

Visibilidad de las mujeres

Hipatia de Alejandría
Rachel Weisz como Hipatia

Ágora, me ha descubierto una importante figura en el mundo de la ciencia. Una mujer que, en una época en la que la totalidad del poder era ostentado, de forma absoluta por los hombres (mucho más evidentemente que en la actualidad), pensaba por sí misma, enseñaba a otros (que, probablemente no a otras), dedicó su vida a la ciencia…

Hipatia, importante filosófa, matemática, astrónoma… no fue nombrada en ninguna de mis clases de filosofía, en las que sí aparecieron un sinfin de hombres. Así que, al salir del cine, sólo podía preguntarme ¿por qué nunca la nombraron? La respuesta es «bastante sencilla»: porque en la historia que nos cuentan se omite a las mujeres.

Del mismo modo que en la educación estadounidense fue necesario incluir una «historia afroamericana», quizás debamos plantearnos, o deba hacerlo el Ministerio de Igualdad, la inclusión de una «historia de las mujeres» en nuestras aulas. Realmente no creo que deba hacerse un «aparte», una nueva materia, sino que el currículo oficial (los Reales Decretos de Enseñanzas Mínimas y, por tanto, los Decretos autonómicos de currículo) deberían incluir la obligación de evidenciar el papel de las mujeres.

Si ponemos sobre la mesa, en las aulas, el papel que muchas mujeres (siempre en mundos de hombres, no lo olvidemos) han desempeñado, estaremos cambiando el mensaje. Diremos a nuestras chicas y chicos que el mundo se ha construido gracias a la contribución de ambos sexos y no solo de uno de ellos. Será necesario mostrar esas aportaciones, las de ellas, poniendo de manifiesto, además, las especiales dificultades que las mujeres tenían en cada época histórica para «hacer ciencia».

Realmente lo considero necesario, las próximas generaciones deben saber cuál ha sido el papel de la mujer en la historia.

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