¡Cómo han cambiado las cosas!

Se aproximaba el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, era el siguiente viernes 25 de noviembre (de 2011), así que le había preguntado a «Ella» si le apetecía que habláramos sobre ello. Al principio dudó, realmente no sabía si tendría fuerzas para hacerlo en aquel momento. Finalmente dijo que sí, que lo intentaría, pero que no podía prometerme nada. La conversación podría terminar en llanto. Así, que nos sentamos, como otras muchas veces, delante de un café.

Esta vez su relato empezó de forma distinta, se parecía más a una entrevista que a las conversaciones que habíamos mantenido en ocasiones anteriores. Parecía que le costara hablar, algo absolutamente raro en ella, como si no encontrara las palabras, no supiera o, simplemente, no tuviera nada que decir.

«El viernes es el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la Mujer, ya son 12 años conmemorándose ¿no?» – Empecé preguntándole.

Abrió los ojos y me miró por encima de sus gafas, un gesto habitual en ella, -¡Sólo 12 años!-, desconocía el hecho de que fuera mediante una resolución de la ONU (la 54/134) de 1999 como se había declarado que el día 25 de noviembre fuera el día elegido para esa conmemoración. Le sorprendió que ya hubiera sido en el siglo pasado y, sin embargo, siguiera siendo tan necesario.

Sigue leyendo ¡Cómo han cambiado las cosas!

Una sola mujer víctima (de violencia de género) es un número demasiado alto

Se aproxima el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es el próximo viernes 25 de noviembre (de 2011) y no quiero dejar de escribir sobre lo que ello supone para mí.

Han pasado casi 8 años desde que existe legislación al respecto en nuestro país y las cifras siguen «asustando», sí, asustando. Ya van 54 mujeres asesinadas a manos de sus parejas, exparejas o… simplemente, ¡sus asesinos! este año.

Por su culpa, por su temor, sus celos, su dependencia, su falta de autoestima… ¡No me importan los motivos! ¡¡Este año somos 54 mujeres menos!!; el anterior 73; en 2009 56; 76 en 2008; 71 y 69 en 2007 y 2006; 57, 72 y 71 en 2005, 2004 y 2003, respectivamente.

O, lo que es lo mismo, 599 mujeres muertas desde que se miden estos datos (estadísticas de Ministerio de Igualdad). Y eso, sin contar a quienes, afortunadamente, no han muerto.

Son demasiadas, 1 es demasiado.

Puede resultar sorprendente que tan sólo haga 12 años que, mediante una resolución de la ONU (la 54/134) de 1999 se declarara un Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre. Puede asombrar que ya habiendo sido en el siglo pasado continúe, sin embargo, siendo tan necesario.

La Declaración de la ONU sobre la eliminación de la violencia contra la mujer es del 17 de diciembre de 1993 y fueron necesarios otros 5 años para que en España hubiera legislación al respecto (5 años y un cambio de Gobierno, si se me permite la puntualización). Fue en el año 2004 cuando que se estableció en nuestro país la «Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género» no exenta de polémica.

Cuando haces daño a mamá... me lo haces a mí

NOTA

Hay algo que me preocupa mucho y que creo que no se trata suficientemente, las hijas e hijos que también sufren ese «maltrato» o, eufemísticamente, esa «violencia de género». Pocas veces les oímos (o les leemos) y por ello he abierto, hace ya algún tiempo una categoría en este blog llamada «Te lo cuento» en la que iré incluyendo, a modo de relatos, de entrevistas o de simples redacciones lo que «a mí me cuenta» una de estas hijas.

En este sentido, merece especial mención la Campaña Institucional de las Alcaldías y los Consejos Municipales de la Mujer de los Ayuntamientos de Langreo, San Martín del Rey Aurelio y Laviana (diseñada por Llana Publicidad), cuya imagen podéis ver aquí. Carga las tintas, precisamente, en el «Derecho de la Infancia a no sufrir por violencia de Género».

¡Buen trabajo y GRACIAS!

De perdón

Hace más de un año que no hablamos para continuar con los relatos sobre ella y, sobre todo, sobre su padre. Hoy me cuenta que su padre ha fallecido recientemente y lo hace con una mezcla de tristeza y tranquilidad en el rostro.

«Murió tranquilo» -me dice- «no sufrió. Al menos en los últimos momentos. Eso me dijo la enfermera que estaba de turno aquella noche.»

Durante los últimos días ha estado con él, probablemente le ha hablado más de lo que habían hablado durante toda su vida. Su padre no era una persona de palabras, ni siquiera de gestos. Pero en esa última semana les cogía la mano (a ella y a su hermano) y la apretaba contra su pecho. Supone que era su forma de decirles adiós y cuánto les quería.

«Yo no dudo que mi padre nos quería, a mí y a mi hermano.  No lo he dudado nunca y espero que él supiera que yo también le quería aunque fui incapaz de decírselo. Le quería y le odiaba al mismo tiempo.» Sigue leyendo De perdón

Cómo se rompió el despertador (Recuerdos de maltrato 1)

Ella tenía alrededor de 8 años, cursaba tercero de E.G.B., cree estar segura de eso. Aunque, pensándolo bien, le surgen dudas: su hermano, al que lleva poco más de 8 años, no aparece en este recuerdo y sí en todos los demás. Así que es probable que sólo tuviera 7.

Era una niña normal, en una familia normal, al menos así se sentía ella. Tenía amigas y amigos, jugaba a la peonza y a las chapas, a saltar a la goma o a la cuerda, a veces incluso a las muñecas (aunque prefería el Scalextric), iba al colegio, estudiaba, hacía actividades extraescolares y pasaba mucho tiempo con su madre. Le gustaba estar con ella, excepto algunos domingos. De vez en cuando, su madre, le decía «Vamos a jugar, vamos a peinar a las muñecas». No era precisamente, su juego favorito. Pero entendía que su madre sí disfrutaba con ello, así que se pasaban el domingo poniéndole los rulos a la Nancy o pintándole las uñas a la Lesly (porque nunca tuvo una Barbie)… Pasaba un rato con su madre y eso sí era agradable.

Cuando aquél día se fue a dormir lo hizo como siempre, sin problemas, al día siguiente había que ir a clase y ya era la hora, así que se acostó y se durmió. Hasta aquí todo normal. Algunas horas más tarde oyó ruidos, la voz de su padre… No recuerda exactamente qué pensó, probablemente algo así «Ya está papá gritando, seguro que ha bebido una copa de más». Su padre, que por aquél entonces tenía 34 años, solía beber alcohol y muchas veces más de la cuenta. Recuerda verle tambalearse por el pasillo camino del baño en demasiadas ocasiones. Sigue leyendo Cómo se rompió el despertador (Recuerdos de maltrato 1)

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies